“Hacete amigo del juez,
no le des de que quejarse,
y cuando quiera enojarse
vos te debes encoger,
pues siempre es güeno tener
palenque ande ir a rascarse”.
“Nunca le lleves la contra,
porque él manda la gavilla.
Allí sentao en su silla,
ningún güey le sale bravo;
A uno le da con el clavo,
y a otro con la cantramilla”.
Pareciera que José Hernández lo escribió ayer. Es lo que hoy nos está pasando en Salta -aunque por otros temas en todo el País- con esta posibilidad de que estos jueces paralelos, designados por otros paralelos como son los de la Corte de Justicia, pretendan modificar la Constitución a su antojo por una decisión anticonstitucional.
¿Esto para qué? Solo para que digan que los jueces de la Corte puedan quedarse a vivir en ella hasta su muerte, si así lo desean, situación que la Constitución Provincial prohíbe expresamente en su artículo 156.
Salteños: pido disculpas si en mis próximas palabras algún profesional del Derecho (abogado), pudiera sentirse aludido, herido o perjudicado. Esa no es mi intención; todo lo contrario. Expreso acá mi reconocimiento a todos aquellos que cumplen con su profesión; la Constitución y las leyes como estas mandan.
Pareciera que lo que anticipara Martín Fierro, que ya anda rondando casi los 150 años, hoy se acrecentó de tal manera que yo llamo a este escenario “justiciocracia”. Nuestro país y particularmente Salta (porque hay antecedentes que pasa en todos lados) están dominados por la Justicia y por una corporación del Derecho, representada en un puñado de abogados, que terminan en esto que estamos advirtiendo. Ellos, sin intervención y sin la opinión del pueblo, pergeniando una modificación de la Constitución por sí solos y de forma inconstitucional.
Por otro lado y como para recordar, nuestro país desde 1983 fue gobernado por abogados, hasta hace 3 años. Nuestra Provincia cumple este año los 24 de gobiernos de abogados.
No existe, salvo alguna excepción que se me escape, dependencia del Estado nacional, provincial y la mayoría de los municipios (incluidos consejos deliberantes), donde esta corporación no esté presente. Llámense Ejecutivo con todos sus ministerios, secretarías, subsecretarías y direcciones, entre otras; Congreso Nacional y legislaturas provinciales y, en especial, el Poder Judicial, Procuración, fiscalías, auditorías, entes autárquicos, etc. Hablamos de un poder total dentro del Estado. La mayor parte de la organización estatal está dominado por ellos, desde la cúspide de los poderes, hasta las asesorías legales o mínimamente las asesorías letradas. No existe ninguna otra profesión que ocupe tantos lugares con poder de decisión y de influencia.
Esta profesión se jacta de que existe la mitad de la biblioteca de un lado y la mitad del otro y yo me pregunto ¿quién la hizo de un lado y del otro? Esto parece el cuento de nunca acabar. Para los salteños sería el cuento del gallo pelado.
Todo se judicializa para que esa Justicia, que llega tarde, mal o nunca (sus propios profesionales, periodistas y creo que todo el pueblo piensa igual) decida sobre la vida misma (como pasa hoy), la libertad, la enfermedad o la salud, los bienes y todo lo que se les ocurra. Juicios de mala praxis de otras profesiones y también de la de ello mismos (que casi no se conocen), parecido a los casos de jueces que tienen que ser desplazados por mal desempeño y allí aparece la solidaridad corporativa del “hoy por mí, mañana por ti”. Es la única profesión que se juzga a sí misma, porque “ellos se preparan para eso”.
Pienso, claro, al ser gobierno de abogados y Justicia de abogados, ellos decidieron que los únicos capaces para todos los temas son ellos mismos. Es así que en casos donde piden auxilio a peritos de otras profesiones, para que opinen sobre temas que no tienen idea, se dan el lujo de rechazar sus opiniones, como pasa con violadores, asesinos o presos, a los cuales les dan la libertad y cuando vuelven a delinquir, dicen estos jueces, que ellos “no son adivinos”.
Para colmo de males, hoy no existe la libertad de opinión. Tal como lo estamos viendo entre otros muchos temas, con el de los pañuelos verdes o celestes, se nota que ellos deciden si el que opina por uno o por otro tiene razón y, peor aún, existe el Inadi con su parcialidad manifiesta, dando siempre la razón para un solo lado.
Justamente hoy escuché unas declaraciones del Ministro de Justicia de la Nación, diciendo que la Justicia ha perdido legitimidad ante la sociedad; yo diría que hace tiempo la perdió.
La sociedad va creando un Estado, luego aparecen los Gobierno y así progresivamente se instalan los servicios que este brinda, como Educación, Salud, Seguridad y Justicia. Pero ¿qué pasa cuando alguno de estos se desborda y pretende deglutir a la sociedad que lo creo? Esto es lo que yo siento está pasando con la Justicia; se cree más importante que el propio pueblo.
De los otros servicios se puede hablar de un sistema privado que compite con el Estado (sea bueno o malo, según como se lo vea), pero, si hay algo que todavía no se privatizo es la Justicia y por lo tanto es la única y hace lo que quiere. Que quede claro que este concepto no apunta a una Justicia privada.
Por todo esto opino que es una vergüenza que estos jueces de nuestra Corte, crean que somos incapaces de pensar y de darnos cuenta de la maniobra que están realizando, apañados seguramente por las máximas autoridades.
Como ciudadano me siento impotente y desbordado por estos funcionarios que se creen omnipotentes y dispuestos hacer lo que se les de la gana.
Por Dr. Antonio Lovaglio