La consulta fue realizada a la Oficina de Marcas y Patentes de los Estados Unidos. Actualmente solo los seres humanos tienen este derecho. Muchas empresas necesitan a las IA para la investigación y desarrollo de nuevos productos.
Google ha enviado una consulta a la Oficina de Marcas y Patentes de los Estados Unidos. La compañía está interesada en saber si las producciones de una inteligencia artificial pueden ser patentadas. La compañía ha presentado varias patentes que describen una técnica de aprendizaje automatizado cuya finalidad es diseñar y mapear componentes para los chips TPU utilizados en sus servidores. Sin embargo, todavía no ha intentado patentar ninguno de los diseños creados.
El problema es que la leyes de los Estados Unidos solo reconocen y protegen la propiedad intelectual creada por personas naturales, es decir, seres humanos. Luego de ser entrenadas, las inteligencias artificiales necesitan muy poca participación humana para realizar su trabajo. Por lo tanto, el crédito del resultado podría no ser atribuido a los desarrolladores. Y si el crédito queda en manos de la IA, entonces la propiedad no puede ser protegida.
Varios problemas
En un escenario futurista, pero quizás no muy lejano de nuestra realidad, una IA podría crear miles de compuestos químicos en pocas horas. Luego patentaría esos descubrimientos y restringiría su uso.
Por otro lado, muchas empresas utilizan cada vez más los sistemas de inteligencia artificial para realizar procesos de investigación que de otro modo llevarían años. La vacuna para una próxima pandemia podría tardar mucho menos en ser elaborada gracias a estos métodos. Ni hablar de tantas drogas para enfermedades que podrían avanzar a grandes pasos gracias a esta tecnología.
Pero todos los procesos de investigación y producción son costosos y las farmacéuticas necesitan asegurarse ciertos niveles de ingresos para invertir. Las patentes son la garantía que necesitan.
Un tema complicado
La cuestión es aún más complicada, dado que a menudo las empresas han utilizado la propiedad intelectual como una barrera para la competencia o abusado de los derechos otorgados. Quizás una extensión que considere lo producido por una IA también exija nuevas formas de ejercer la propiedad intelectual.