La bajante del río Paraná volvió a obligar a los barcos a operar con un calado menor, disminuyendo la carga de sus bodegas en los puertos fluviales de la provincia de Santa Fe y su parcial reemplazo por los marítimos del sur bonaerense.
"Esta bajante del Paraná es extraordinaria y está generando complicaciones logísticas como la carga de menor tonelaje de granos en barcos de gran porte en el puerto de Rosario", explicó Liliana Spescha, docente de la cátedra de Climatología y Fenología Agrícolas de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (Fauba).
Debido al bajo nivel del Paraná, la salida de buques de carga por la hidrovía se encuentra limitada a unos 31 pies; y los buques que normalmente se despachan a unos 34 pies de profundidad se están despachando a unos tres pies menos, coincidió Guillermo Wade, gerente de la Cámara de Actividades Portuarias y Marítimas (Capym).
En contrapartida a la reducción de la carga en los barcos en los puertos del Gran Rosario, se observa un aumento del volumen promedio de granos cargados en los puertos marítimos del sur de Buenos Aires, agregó Wade.
Según el sitio especializado Data Portuaria, la escasez del calado limita la carga de los buques, que parten del Río Paraná con 5.000 toneladas menos en sus bodegas; los buques se dirigen a otros puertos de mayor calado, completando las bodegas y reduciendo así los costos logísticos; y los puertos más concurridos para realizar este tipo de operaciones suelen ser Quequén y Bahía Blanca.
"Los nodos portuarios de Rosario y Bahía Blanca son complementarios, básicamente granos", explicó a Télam el secretario técnico de la Comisión de Transporte de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), Alfredo Seré, para quien "es probable que se carguen más granos de lo habitual (en los puertos del sur bonaerense)", pero aclaró que "en harinas lo harán en el sur de Brasil".