El expresidente del Banco Central Europeo (BCE) Mario Draghi cerró una primera ronda de consultas para intentar formar Gobierno con una mayoría en Italia, en la que el ultraderechista jefe de la Liga, Matteo Salvini, se declaró dispuesto a participar, generando cierto malestar en parte del ámbito político.
Draghi fue llamado por el presidente Sergio Mattarella tras la dimisión del primer ministro Giuseppe Conte, abandonado por Italia Viva, un partido esencial de su coalición.
Draghi espera reunir a formaciones en las antípodas en el tablero político en un Gobierno de transición encargado de activar el plan de reactivación económica y llevar a cabo la campaña de vacunación contra el coronavirus, que dejó más de 90.000 muertos en el país.
Desde esta semana Draghi cuenta con el apoyo de pequeños partidos y grupos parlamentarios, además del centroizquierdista Partido Demócrata (PD) y de Italia Viva, formación de centro que desencadenó el estallido del Gobierno saliente a raíz de un desacuerdo sobre el plan de reactivación.
La formación de centro derecha del magnate y exjefe de Gobierno Silvio Berlusconi, Forza Italia (FI), también se comprometió a apoyarlo.
El imprevisible Salvini, líder de una formación nacionalista, antiinmigración y euroescéptica, y para quien Draghi es la encarnación de la élite europea y tecnocrática, tendió este domingo, sin embargo, la mano al expresidente del BCE.