Alemania, Suecia y Polonia anunciaron este lunes, por separado, la expulsión de diplomáticos rusos, una decisión idéntica a la que Moscú adoptó la semana pasada con funcionarios de esos países a los que acusó de "injerencia" en las protestas por la liberación del líder opositor Alexey Navalny y a la que sumó su queja por la decisión "infundada y hostil" de las naciones europeas.
Las decisiones de uno y otro lado parecen un paso más en la escalada que endureció las relaciones de Rusia con buena parte de la Unión Europea (UE), que reclama la liberación de Navalny.
Berlín, Estocolmo y Varsovia se tomaron apenas el fin de semana para devolver a Moscú la estocada del viernes pasado y anunciaron, casi en simultáneo, la expulsión de diplomáticos rusos.
Inmediatamente después, el Gobierno ruso rechazó la decisión de los países europeos: "La decisión tomada hoy por Polonia, Alemania y Suecia es infundada y hostil", declaró la vocera de la Cancillería rusa, Maria Zajarova, a la cadena de televisión pública Rossia 1, citada por la agencia de noticias AFP.
Poco después, el propio canciller Serguei Lavrov se quejó de que estos "países occidentales intentan convertir el tema de Navalny en uno de los principales en el diálogo" bilateral y multilateral con Moscú.
La particularidad de la decisión de Rusia del viernes pasado fue que dispuso las expulsiones -por las participaciones de los diplomáticos en las protestas del 23 de enero, lo que Moscú consideró "inaceptables e incompatibles con su estatuto"- mientras estaba de visita en Moscú Josep Borrell, el canciller de la UE, lo que reforzó las dudas sobre cuán inteligente había sido decidir ese viaje.
"El Ministerio Federal de Asuntos Exteriores de Alemania ha declarado hoy persona non grata a un miembro del personal de la embajada rusa de Berlín", anunció Berlín en su comunicado.
El gobierno sueco, en tanto, dijo haber "informado al embajador de Rusia que una persona de la Embajada debía abandonar Suecia".
"Es una respuesta clara a la decisión inaceptable de expulsar a un diplomático sueco que no hacía más que cumplir sus funciones", escribió la ministra de Asuntos Exteriores, Ann Linde, en Twitter.