Después de más de tres décadas de "política del hijo único", muy criticada en su momento -por sus abortos y esterilizaciones forzados-, China relajó sus reglas desde 2016, permitiendo tener un segundo hijo. Pero esa nueva política no fue suficiente para reactivar la natalidad, que está en caída libre y amenza con convertir rápidamente a China en unasociedad anciana.
Este lunes se conoció la noticia de que el gigante asiático permitirá a las familias tener un tercer hijo, con lo que intenta contener la fuerte caída de nacimientos que están llevando al país a tener una de las tasas de longebidad más altas del mundo.
Entre esos motivos, está la disminución de los matrimonios, el aumento del costo de la vivienda y la educación, la fertilidad más tardía de las mujeres que privilegian su carrera profesional, exceso del número de hombres en relación con las mujeres debido a la preferencia tradicional por los hijos varones.
En 2013, cuando ya se relajó ligeramente la política de planificación familiar permitiendo a más parejas urbanas que tuvieran un segundo hijo, sólo 1,5 de las 11 millones de parejas beneficiadas solicitaron tener ese segundo vástago.
"Hacia 2050, la proporción de población anciana se habrá reducido un 1,5%", proyectó en 2015 el experto Yuan Xin, de la Universidad de Nankai de la ciudad de Tianjin, quien también advirtió que la segunda economía mundial seguirá enfrentándose a problemas por la reducción de su población trabajadora.