Los ejecutivos de Google han tenido que admitir que la empresa se las empeñó para que los usuarios de Android no tuvieran un acceso sencillo a la opción que permite no compartir los datos de ubicación.
Aún cuando se desactivaba la alternativa que supuestamente controlaba este aspecto, el sistema seguía capturando datos.
Google también presionó a los fabricantes para que tomaran medidas similares.
La confesión surge como consecuencia de un juicio realizado en Arizona, Estados Unidos, luego de que el fiscal general de dicho estado realizara una demanda en contra de la empresa por la recolección de datos de ubicación en dispositivos móviles Android.
La demanda tiene un año de antigüedad.
El caso australiano En Abril de este año nos enteramos de un caso similar contra la compañía impulsado por la Comisión Australiana de Competencia y Consumidores.
El argumento era simple: Google había señalado que solo tomaba datos del historial de ubicación. Sin embargo, la opción de control web y actividad de aplicaciones también le permitía al sistema recabar información y por defecto tenía un estado activo.
Confusa e insidiosa La configuración de privacidad de Google tiene la intención de confundir a los usuarios. A tal punto que algunos de los ejecutivos de la empresa también demostraron cierta dificultad a la hora de explicar como funcionaba.
Uno de los aspectos más complicados es precisamente el de la ubicación.
Jack Menzel, director de Google Maps ha señalado que la única manera de que la empresa no obtenga la información del usuario es elegir ubicaciones de domicilio y trabajo falsas para confundir al sistema.