Unos mil quinientos fragmentos del Cosmos 1408 permanecerán en órbita durante décadas. La Estación Espacial Internacional ha tenido que realizar maniobras de prevención.
Rusia no ha tenido mejor idea que probar una nueva tecnología de misiles destruyendo un viejo satélite en órbita. El Cosmos 1408, un dispositivo de 2200 kilos, había sido lanzado en 1982.
Estados Unidos ha condenado la acción apuntando que, como consecuencia, la actividad espacial se ha puesto en peligro. La prueba del misil anti satélites ha terminado con unos 1500 escombros rastreables y cientos de miles de fragmentos más pequeños en órbita.
La estación espacial Los astronautas de la Estación Espacial Internacional han tenido que cerrar todas las escotillas a los módulos externos y mantenerse en las cápsulas Soyuz MS 19 y Crew Dragon por su propia seguridad. Han permanecido así durante 2 horas. Según la NASA, dado que la nube de escombros podría cruzar la trayectoria de la estación cada 90 minutos maniobras de prevención similares podrían tener que repetirse.
La Roscosmos ha reconocido la necesidad de las maniobras, pero ha señalado que la orbita del objeto se ha alejado de la órbita de la estación y ya no existe peligro. Según el cosmonauta Anton Shkaplerov la tripulación ha continuado con las actividades programadas de forma normal.
Una acción imprudente e irracional Bill Nelson, administrador de la NASA, apuntó: “Con su larga historia de vuelos tripulados al espacio, era impensable que Rusia pusiera en peligro no solo a los estadounidenses, que son sus socios en la Estación Espacial Internacional, sino también a sus propios cosmonautas. Sus acciones, imprudentes y peligrosas, también amenazan a la estación espacial china y su tripulación”.
En efecto la Roscosmos rusa y la NASA estadounidense han mantenido el espíritu de cooperación aún durante los momentos más tensos de los últimos años. Los escombros producidos no perjudican a una nación en particular, sino que se han convertido en un problema para todos.
Un problema que durará décadas Más allá de la diferencia en los niveles de alarma ambas agencias han coincidido en el riesgo que tuvo que enfrentar la estación espacial.
Los escombros generados serán una amenaza para la seguridad de todas las misiones espaciales, incluso las rusas, durante décadas dado que permanecerán en orbita baja. Cualquiera de estos fragmentos podría dañar un satélite y ponerlo fuera de servicio. Un satélite fuera de control podría convertirse en una amenaza para otros, impactar otro dispositivo e iniciar un efecto bola de nieve.