El impacto de la sequía en un mayor faenado de ganado, la sostenida baja de consumo de carne y una menor presión de los precios internacionales del maíz favorecieron en los últimos meses un proceso de estabilización en el precio de la carne bovina, según un informe elaborado por el Centro de Economía Política Argentina (CEPA).
Si se analiza la evolución de precios promedios de carne vacuna de los últimos cuatro meses, el incremento promedio de los cortes fue de 1,4% en junio, 0,0% en julio, 1,2% en agosto y 1,8% en septiembre.
Mientras que la suba de precios de los alimentos que mide el Indec fue muy superior en ese período: 4,6% en junio, 6,0% en julio, 7,1% en agosto y 6,0% en septiembre (estimado).
"La evolución del precio de la carne vacuna se explica, en buena medida, por el efecto sequía (que mejora la oferta), la caída del consumo y por la situación internacional (donde los precios a la baja evidentemente influyen sobre el mercado local)", señaló el informe del CEPA.
A esto se suman "la evolución del precio del maíz (que, si bien se incrementó, sólo cerró la brecha con el precio de hacienda) y un escenario internacional que exhibe niveles de precios de alimentos a la baja (junto con una demanda decreciente de exportaciones), por lo que el efecto “contagio” sobre las categorías no exportables resulta en movimientos de precios poco significativos".