Un grupo de economistas del banco alemán Deutsche Bank alertó que Estados Unidos caerá en recesión en 2023 en el caso de que la Reserva Federal (FED) prosiga con el ritmo previsto de subas de tasas de interés, el más agresivo desde la década de los 80. “Asumimos conservativamente que si la FED aumenta sus tasas a un rango del 5% al 6% será suficiente para que Estados Unidos entre en recesión”, afirmó el reporte de la entidad bancaria, según la agencia Bloomberg. Además de la suba de las tasas, “el endurecimiento de la política monetaria se verá impulsado por una reducción en la hoja de balances por parte de la FED, lo cual se estima que sea equivalente a un par de subas de 25 puntos básicos en las tasas más”. El cóctel de medidas, junto con la volatilidad financiera que las acompañará, “llevará a la economía a una significante recesión para fines del próximo año”, aseguró el informe firmado por el economista David Flokerts-Landau. Del mismo modo, las proyecciones del Deutsche Bank proyectan una suba del desempleo “de varios puntos porcentuales”. El informe se suma a otras estimaciones de bancos de inversión de Wall Street que, si bien son menos pesimistas, también confirman las posibilidades de que la política de la FED, con su objetivo anti-inflacionario, enfríe la economía de manera tal que provocaría una recesión autoinducida.
Previamente, la banca Goldman Sachs estimó una posibilidad de contracción para la economía estadounidense de 35% para los próximos dos años, aunque aseguró que dicha recesión “no es inevitable”.
“No necesitamos una recesión pero probablemente necesitemos un crecimiento un poco por debajo de su ritmo potencial”, señaló la entidad la semana pasada en un reporte a sus clientes.
El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, y los demás gobernadores de la entidad, reiteraron en diversas oportunidades que el objetivo es lograr un “aterrizaje suave” en la economía, es decir, que la inflación, que en marzo último marcó un 8,5% anual (récord desde 1981), regrese a la meta de la FED del 2%, preservando la actividad y un mercado de empleo robusto.
A mediados de marzo la FED realizó su primera suba de tasas desde diciembre de 2018, incrementándola desde un mínimo cercano a cero -dispuesto con el fin de estimular la economía durante la crisis sanitaria del coronavirus en 2020- a un rango de 0,25% a 0,50%, es decir una suba de 25 puntos porcentuales.
Ahora se espera que en la próxima reunión monetaria que el Comité Federal de Mercado Abierto desarrollará el martes y el miércoles de la semana próxima, la FED anuncie una nueva suba de tasas más dura de 50 puntos porcentuales, además de una reducción en su hoja de balances, que actualmente totaliza los US$ 9 billones.
De acuerdo con los economistas del Deutsche Bank, los planes a mediano plazo de la FED de ubicar las tasas a un nivel “neutro” (que no promueva ni una contracción ni una expansión de la economía), estimado en un 2,5%, no serán suficientes para calmar a la suba de precios, debido a las expectativas inflacionarias y el bajo desempleo que actualmente se ubica en 3,6%.
Pese al riesgo de recesión, el informe cree que el camino agresivo de la FED es el correcto.
“Vamos a tener una gran recesión, pero, desde nuestro punto de vista, mientras más agresiva y más anticipadamente la FED actúe, menor será el daño a largo plazo en la economía”, concluyeron los autores, quienes prevén que una vez controlada la inflación, la economía volverá a rebotar a mediados de 2024.