El mundo debería asegurarse de que los países de menores ingresos también se beneficien de la serie de investigaciones científicas en curso para combatir el brote de viruela del mono en las naciones occidentales más ricas, dijeron científicos.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se han registrado más de 550 casos confirmados de viruela del mono en al menos 30 países fuera de África, donde suele encontrarse el virus.
Los científicos están desconcertados sobre la causa del actual brote de casos, identificados en su mayor parte en Europa hasta ahora, ya que no están relacionados con viajes a África.
Los países africanos han experimentado brotes esporádicos de viruela del mono desde que se descubrió el virus en humanos en 1970.
En Nigeria ha habido un brote en curso desde 2017, que hasta ahora ha dado lugar a 600 casos sospechosos y casi 250 confirmados, dijo el jueves Ifedayo Adetifa, director general del Centro de Control de Enfermedades de Nigeria en una sesión informativa sobre la viruela del mono convocada por la OMS.
La industria biofarmacéutica se ha comprometido en las últimas semanas a suministrar vacunas y tratamientos y a desarrollar más medios de diagnóstico para hacer frente a la viruela del mono, a medida que la enfermedad vírica se extiende por muchas partes del mundo desarrollado.
"Tenemos que reconocer que esta no es una enfermedad nueva, no es algo que acabamos de descubrir que existe en el mundo", dijo Daniel Bausch, director senior de amenazas emergentes y seguridad sanitaria mundial de FIND, la alianza mundial para el diagnóstico.
"Ahora tenemos todo este interés biotecnológico porque esto está ocurriendo en países de altos ingresos. Pero, ¿cómo nos aseguramos de que (...) esos avances científicos lleguen realmente a las poblaciones que más lo necesitan en el África subsahariana?", preguntó.
El comentario se produce en momentos en que aumenta la preocupación por los patógenos que suelen circular en los animales y que se transmiten a los seres humanos.
La OMS advirtió el miércoles que los animales y los seres humanos están cambiando su comportamiento, incluidos los hábitos de búsqueda de alimentos, para adaptarse a la rápida evolución de las condiciones meteorológicas relacionadas con el cambio climático.
Esto sugiere que los patógenos que antes se limitaban generalmente a ciertas geografías tienen más probabilidades de propagarse más allá, y potencialmente saltar de un lado a otro entre los seres humanos y las especies animales susceptibles.
El jueves, algunos expertos en salud plantearon la preocupación de que la viruela del mono y otras enfermedades infecciosas pudieran transmitirse a los animales a través de los residuos médicos humanos.
Advirtieron que la vigilancia constante y la cooperación mundial son imprescindibles para frustrar el actual brote de viruela del mono.
Es importante limitar el número de brotes, dijo William Karesh, presidente del grupo de trabajo sobre fauna salvaje de la Organización Mundial de Sanidad Animal.
"Si sólo nos centramos en los tratamientos", dijo, "probablemente volveremos a reunirnos dentro de dos años por una nueva enfermedad".