El Papa Francisco pidió el jueves al gobierno de Nicaragua que permita el regreso a la nación centroamericana de religiosas expulsadas de una orden benéfica fundada por la Madre Teresa, al decir que se trataba de "revolucionarias del evangelio".
Las 18 religiosas de la rama local de la orden Misioneras de la Caridad fueron llevadas a la frontera con Costa Rica en julio como parte de las medidas enérgicas contra iglesia católica por parte del gobierno del presidente Daniel Ortega.
La iglesia en el país centroamericano actuó como mediadora durante las protestas de 2018 contra el gobierno. Desde entonces, la institución ha tenido una relación tensa con Managua luego de pedir justicia para más de 360 personas que murieron durante los disturbios.
"Al menos esperaría que las hermanas de la Madre Teresa (pudieran) regresar", dijo el Papa Francisco, en respuesta a una pregunta sobre Nicaragua a bordo del avión que regresaba de un viaje a Kazajstán.
"Estas mujeres son buenas revolucionarias, pero del evangelio. No le están haciendo la guerra a nadie. Al contrario, todos necesitamos de estas mujeres", dijo, y agregó que su expulsión fue "inexplicable".
A las religiosas, que habían estado trabajando con comunicades empobrecidas de Nicaragua durante más de 30 años, se les revocó su estatus legal.
En los últimos meses, autoridades del gobierno sandinista han detenido a sacerdotes, mientras que otros se han exiliado.
El obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, uno de los más poderosos e influyentes de la iglesia católica en Nicaragua, fue puesto bajo en "resguardo domiciliar" a mediados de agosto en Managua.
El prelado, un fuerte crítico de Ortega, se había resguardado tras el inicio de una investigación en su contra por el supuesto delito de conspiración.
En marzo, el embajador del Vaticano en Nicaragua, el arzobispo Waldemar Sommertag, que había criticado el alejamiento de Nicaragua de la democracia, tuvo que abandonar el país repentinamente después de que el gobierno le retirara su aprobación.
Francisco dijo que el Vaticano estaba en conversaciones con el gobierno para mejorar la situación de la iglesia, que ha tenido relaciones sumamente tensas con el gobierno desde una dura represión de las protestas en 2018.
El obispo Silvio Báez, también crítico del gobierno, se exilió en 2019.