El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, retiró a 40 soldados que custodiaban la residencia presidencial luego de expresar desconfianza en los militares por no actuar frente a los manifestantes que saquearon edificios gubernamentales el 8 de enero.
La mayoría de las tropas que custodian el palacio de la Alvorada, como se llama la residencia presidencial, pertenecen al ejército, pero también hay miembros de la Armada, la Fuerza Aérea y una policía militarizada.
La semana pasada, Lula dijo a periodistas que miembros de las fuerzas de seguridad fueron cómplices al permitir que una turba de partidarios del expresidente Jair Bolsonaro asaltara los principales edificios que forman las sedes del poder en Brasilia.
La oficina del presidente no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios sobre quién reemplazaría a las tropas que custodian la residencia.
Las investigaciones sobre los desmanes han comenzado a mostrar brechas aparentemente intencionales en la seguridad que permitieron que se desatara el caos.
Varios miles de simpatizantes de Bolsonaro irrumpieron en el Congreso, el palacio presidencial del Planalto y el Supremo Tribunal Federal exigiendo revocar el resultado de las elecciones de octubre en las que Lula se impuso por un estrecho margen.
"Hubo mucha gente que fue cómplice en esto entre la policía militar. Hubo mucha gente de las fuerzas armadas que fue cómplice", dijo Lula a periodistas. "Estoy convencido de que la puerta del palacio se abrió para dejar entrar a estas personas, porque no vi que la puerta estuviera rota".