Una mujer de 45 años fue procesada con prisión preventiva por el "homicidio triplemente calificado" de su tío, un jubilado español torturado con quemaduras de plancha y asesinado a puñaladas a mediados de abril, en el barrio porteño de Boedo, al que, según el juez, le provocó un "padecimiento" con la "intención clara de aumentar el dolor de forma innecesaria" con el objetivo de robarle elementos de valor.
La decisión del juez Nacional en lo Criminal y Correccional 60, Luis Schelgel, recayó sobre María Laura Peralta (45) por el delito de "homicidio triplemente calificado por haberse cometido con ensañamiento y alevosía agravado por el vínculo que la unía con la víctima y por haber sido cometido con el fin de asegurar la consumación del robo y lograr su impunidad", en perjuicio de Antonio Landeira (87).
La investigación
En el fallo de 31 páginas el juez determinó que el crimen del jubilado ocurrió antes de las 21.45 del 15 de abril último, en su vivienda situada en la calle Metán 4282, del barrio de Boedo.
La autopsia confirmó que Landeira murió de cuatro puñaladas en el hemitórax izquierdo, pero que previamente fue sometido a torturas -tenía un total de 47 lesiones-, con golpes, cortes y quemaduras de plancha eléctrica en el 15 por ciento de su superficie corporal.
En la escena del crimen los peritos secuestraron un cuchillo, un destornillador y una plancha eléctrica empleados en el ataque y detectaron el faltante de un televisor de 50 pulgadas, dos celulares y un disco rígido.
"La cantidad de lesiones infringidas a la víctima y las características que presentaron, permiten sostener la intención clara de la autora de aumentar el dolor, el padecimiento, de forma innecesaria", dijo el magistrado.
La clave para confirmar las sospechas en torno a la acusada surgieron de unas escuchas telefónicas en directo que la Policía Federal Argentina (PFA) realizaba en el marco de otra causa, por narcotráfico.
Los federales tenían intervenidos los teléfonos del hermano y la cuñada de la sospechosa y pudieron registrar comunicaciones realizadas el día del hecho desde las inmediaciones de la escena del crimen, en las que la propia imputada confesaba que le había robado y luego asesinado a su tío.
En la casa de la imputada, ubicada en el barrio de San Telmo, se secuestraron dos toallones, una blusa y una camisa con manchas hemáticas.
A partir del análisis de los registros de llamadas y tráfico de datos del celular de Peralta, el fiscal Pablo Recchini y la policía determinaron que ese día la imputada llamó dos veces a la casa de su tío entre las 13.21 y las 13.34 y que luego tres antenas de Boedo la captaron en esa zona durante el lapso aproximado de una hora, entre las 14.18 y las 15.15, momento en el que se cree ocurrió el crimen.
Al respecto, una imagen de una cámara de seguridad tomó a la mujer en la esquina de avenida La Plata y Metán, a metros de la escena del crimen, cargando una TV de 50 pulgadas robada.
"Concretamente, la autopsia, su informe ampliatorio, las pericias de los elementos secuestrados, de las pericias de las prendas secuestradas, el análisis del registro de llamadas y de antenas del abonado de la imputada, las imágenes de los domos cercanos al domicilio de la víctima, la transcripción de la escuchas telefónicas, resultan elementos de prueba más que contundentes y muestran una fuerza convictiva decididamente suficiente como para justificar el procesamiento de la acusada en esta etapa del proceso", señaló el juez.
Además, sobre el accionar de Peralta, Schelgel valoró que "se efectuó con ensañamiento hacia la víctima, toda vez que queda claro que más allá de causar la muerte, lo cierto es que su conducta estuvo dirigida a causarle un padecimiento a la víctima la intención clara de prolongar ese estado".
El magistrado explicó que "la agravante de la alevosía viene dada por el modo en que se ejecutó la agresión, que descarta que la defensa que pudo esgrimir la víctima haya podido tener algún grado de efectividad".
"Cabe reparar en que esa menor posibilidad de defensa está acreditada tanto en la avanzada edad de Landeira -que incluso se encontraba solo en su domicilio-, cuanto porque el ataque mortal se desarrolló cuando la víctima yacía en el suelo fuerte y repetidamente golpeada", añadió.
El juez señaló que también "ha quedado demostrado mediante los elementos objetivos aunados al sumario que la imputada al momento de cometer el crimen de su tío tuvo como fin directo y claro procurar la impunidad del robo de los elementos que había en su interior".
Por todo ello, Schelgel ordenó el procesamiento con prisión preventiva y mandó a "trabar embargo sobre los bienes y/o el dinero de la imputada hasta cubrir la suma de $2.051.500".