La defensa de los seis policías de la Ciudad acusados de encubrir el crimen de Lucas González y de cometer vejaciones y privar ilegítimamente de la libertad a sus tres amigos luego de que fueran atacados a tiros por otros tres efectivos en el barrio porteño de Barracas, recusó al juez de la causa por considerarlo falto de imparcialidad, informaron este jueves fuentes judiciales.
El planteo fue formulado por el defensor Fernando Sicilia, quien pidió que el juez en lo Criminal y Correccional 7, Martín Del Viso, sea apartado de la investigación al considerar que actúa con "parcialidad".
Los voceros agregaron que el magistrado rechazó el requerimiento defensista, que ahora deberá resolver la Cámara del Crimen.
"Estos planteos son típicos manotazos de ahogado en casos tan probados y policiales como el de Lucas González. Ya fue rechazado por el juez Del Viso y la Sala IV confirmará", señaló en la tarde de este jueves en su cuenta de Twitter el abogado querellante Gregorio Dalbón.
A su vez, el letrado dijo que espera que en las próximas horas el mismo magistrado se expida sobre el pedido de detención para otros ocho policías investigados por encubrimiento que fue efectuado el fin de semana pasado por el fiscal de la causa, Leonel Gómez Barbella.
En tanto, el pasado martes Del Viso procesó con prisión preventiva a los seis policías que solicitaron su recusación: los comisarios Juan Romero y Fabián Du Santos, el subcomisario Roberto Inca, el inspector Héctor Cuevas y las oficiales Lorena Miño y Micaela Fariña.
A todos ellos los considera coautores de los delitos de "falsedad ideológica, falso testimonio y encubrimiento agravado en concurso ideal", a su vez en concurso real con "privación ilegal de la libertad agravada y porque en desempeño de un acto de servicio cometieron vejaciones contra las personas que se detuvieron"
Además a Miño, Fariña, Cuevas e Inca los procesó por falso testimonio, ya que declararon como testigos el sumario que inició la Policía Federal Argentina (PFA) una vez que se apartó a los de la Ciudad de la pesquisa.
La principal hipótesis que manejan los investigadores judiciales es que la escena del crimen fue adulterada por los efectivos porteños con intenciones de hacer pasar el caso de "gatillo fácil" como un enfrentamiento.
Respecto del pedido de detención aun no resuelto para otros ochos policías, el mismo alcanza a un comisario inspector, un comisario, un subcomisario, dos principales, un oficial mayor, un oficial primero y un oficial.
Según las pruebas reunidas por Gómez Barbella, a estos efectivos se les atribuye "haber hecho insertar datos falsos en las actuaciones labradas" por la PFA, como así también las "privaciones ilegales de la libertad" a los tres sobrevivientes y la "alteración" de los rastros y pruebas".
A su vez, hay otros tres policías porteños, Juan José Nieva, Fabián López y Gabriel Issasi, que también fueron procesados con prisión preventiva por el homicidio calificado de Lucas, luego de que el juez Del Viso, a pedido del fiscal Gómez Barbella, consideró que procedieron de forma "arbitraria, irracional e ilegal" y que luego "urdieron una trama para tergiversar los hechos".
El hecho
El hecho sucedió cerca de las 9.30 del 17 de noviembre, cuando Lucas y sus amigos salieron de entrenar del club Barracas Central a bordo del Volkswagen Suran del padre de uno de ellos y se detuvieron en un kiosco situado en Iriarte y Luna, para comprar un jugo.
Tras ello fueron interceptados por un auto Nissan Tiida de la Brigada de Investigaciones sin patente ni signos de ser policial, del que bajaron tres efectivos armados y sin identificar.
De acuerdo a las pruebas recabadas, los adolescentes creyeron que eran ladrones que iban a robarles, por lo que huyeron del lugar, momento en que los policías les dispararon desde distintos ángulos.
Al menos cinco tiros dieron en el auto y uno de ellos impacto en la cabeza de Lucas, quien tras ser atendido de urgencia en un hospital porteño fue trasladado y murió horas después en el hospital "El Cruce" de Florencio Varela.
En la autopsia se determinó que el mismo joven presentaba una herida de surco de proyectil en un pómulo, también disparado por la policía.