La histórica derrota de Jorge Capitanich en Chaco no es una singularidad, sino más bien una tendencia que se profundizó este año, en medio de una crisis económica crónica que el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner, lejos de resolver, agravó. Es la sexta provincia que el peronismo pierde y que proyecta una sombra de incertidumbre para las generales del 22 de octubre, cuando se deberá elegir gobernador.
A la derrota de Capitanich en primera vuelta en manos del radical Leandro Zdero -que no estaba en las previsiones ni estimaciones de los encuestadores- se le suma la caída de los gobiernos de Omar Perotti, en Santa Fe; de Alicia Kirchner, en Santa Cruz; de Mariano Arcioni, en Chubut; Alberto Rodríguez Saá, en San Luis; y Sergio Uñac, en San Juan.
Los denominadores comunes de los resultados adversos es que a esas administraciones provinciales no les alcanzó para evitar una derrota el haber desdoblado las elecciones para separar la suerte del peronismo local de una gestión nacional deslucida. Pero también, el impacto local de una tendencia masiva al cambio más que a la continuidad. Tanto en Chaco como en las otras cinco, fueron provincias con escasos éxitos para mostrar.
En el caso de Chaco, Leandro Zdero, ganó con el 46,39% de los votos, mientras que Capitanich obtuvo poco más del 40%. “Esto no es un feudo”, dijo el gobernador derrotado, quien recibió el impacto demoledor en su imagen del caso Cecilia Strzyzowski. Un truculento crimen del poder, que salpicó a su gestión de manera irreversible. Los lazos estrechos del mandatario con Emerenciano Sena —el dirigente social más influyente de Chaco y uno de los siete imputados por el crimen junto a su mujer, Marcela Acuña, y su hijo, César Sena, acusado de ser el autor material del femicidio— pusieron en jaque la continuidad en el poder del mandatario provincial.
Pero como decíamos, no es una singularidad, sino una tendencia que preocupa y achica el poder territorial que tuvo el peronismo desde el regreso de la democracia. Cayeron antes los Kirchner en Santa Cruz, el San Luis de los Rodríguez Saá, el San Juan de la dupla Uñac-Gioja, y el peronismo chubutense que manejó Arcioni con puño de hierro.
A contrapelo de eso, en diez provincias el electorado decidió la continuidad: Martín Llaryora en Córdoba, Hugo Passalacqua en Misiones, Gildo Insfran en Formosa, Ricardo Quintela en La Rioja, Sergio Ziliotto en La Pampa, Osvaldo Jaldo en Tucumán, Carlos Sadir en Jujuy, Gustavo Sáenz en Salta, Alberto Weretilneck en Río Negro y Gustavo Melella en Tierra del Fuego.
Todavía queda la posibilidad para Juntos por el Cambio de ganar en Mendoza, el próximo domingo, 24 de septiembre, con Alfredo Cornejo; y el 22 de octubre, en Entre Ríos, con Rogelio Frigerio. Hasta ahí, serían 10 provincias en manos de la coalición Juntos por el Cambio. Pero queda pendiente que se defina Buenos Aires, la provincia que representa “la madre de todas las batallas”.
De igual manera, el mapa electoral todavía puede sufrir modificaciones, producto de las seis provincias que tuvieron las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), pero que todavía restan definir su nuevo gobernador en las generales. Mendoza irá a las urnas el 24 de este mes. Mientras que Provincia de Buenos Aires, CABA, Catamarca y Entre Ríos votarán en simultáneo con las elecciones generales del 22 de octubre
Vale recordar, que en este 2023 las provincias de Corrientes y Santiago del Estero no eligen gobernador. El radical Gustavo Valdés es el mandatario provincial correntino, vinculado a Juntos por el Cambio, mientras que Gerardo Zamora del Frente Cívico por Santiago gobierna la provincia, siendo un aliado de Unión por la Patria. Ambos ejercen esa función desde el año 2021.