En la audiencia de ayer hablaron los papás de Enzo Comelli y de Luciano y Ciro Pertossi. También expuso la mamá de Matías Benicelli. La ronda de testigos pedidos por la defensa termina hoy.
“Estamos devastados desde ese momento. Nos cambió la vida a todos. Es una agonía constante, no podemos salir a la calle”, explicó Alejandra Guillén.
Mientras su relato avanzaba y la señora contaba que su hijo se había puesto a trabajar en la caja de un boliche para juntar dinero para sus vacaciones con sus amigos, Enzo se sensibilizó y rápidamente los ojos se le llenaron de lágrimas.
Al final de la presentación, el imputado no aguantó y se puso a llorar, aunque bajaba la cabeza para que nadie lo notara.
Para ese entonces, Thomsen seguía también llorando y se mostraba afectado por lo que declaraban los padres de sus amigos. Ciro Pertossi, en cambio, no lagrimeaba, pero sí mantenía la cabeza gacha y todo su cuerpo tirado hacia adelante. Al igual que su hermano, Luciano, los dos se veían afectados.
Por su parte, Eduardo Benicelli prestó declaración y, al igual que los demás papás, por momentos tenía que frenar su discurso porque la angustia no lo dejaba hablar.
”Es muy difícil, no hay palabras, nunca imaginé que iba a vivir algo así. Fueron tres años de mucho dolor. Y tengo algo muy claro, dolor con más dolor no se cura”, sostuvo.
El papá de Benicelli, la mamá de Comelli y el papá de Ciro y Luciano declararon este martes ante la atenta mirada de Silvino Báez y Graciela Sosa, los papás de Fernando, quienes en ningún momento bajaron la cabeza ni les sacaron la mirada a ninguno de los tres mientras hablaban.
Qué hicieron los familiares de los rugbiers durante la declaración de los padres de Cinalli, Benicelli y Pertossi
En cuanto a los rugbiers, si bien no conversaban entre ellos a medida que avanzaban las exposiciones de sus familiares, quienes sí se contenían entre sí, eran los propios padres.
La que más angustiada parecía en un primer momento era la mamá de Ciro y Luciano, María Cinalli. La mujer soportó la declaración de su marido, Mauro Pertossi, con total pesar.
Cuando no pudo aguantar más, se largó a llorar. También por momentos se tapaba el rostro o bajaba la mirada, pero siempre estaba atenta.