Todo tiene un final, todo termina, especialmente los proyectos experimentales de Google.
El último caso es el de Loon, un sistema que tenía como meta llevar internet a lugares remotos a través de un grupo de globos aerostáticos en la estratósfera.
La idea era interesante, pero tenía mucho de apuesta. La sección X de los laboratorios de Google ha explicado que a pesar de los grandes avances conseguidos en tecnología a través del trabajo en el proyecto, el camino hacia un producto comercialmente viable había demostrado ser mucho más largo y riesgoso que lo esperado.
Puesta en práctica Loon fue probado en 2017 luego de que el huracán Maria golpeara Puerto Rico, así como también tras el terremoto que afectó Perú.
La posibilidad de utilizar los globos como una manera de facilitar las comunicaciones en un área de desastre demostró ser uno de los aspectos más prometedores del proyecto.
Sin embargo los proyectos necesitan sustentarse económicamente, y esto es lo que Loon nunca ha podido resolver.
Progreso y fracaso Aunque es posible pensar el final de Loon como un absoluto fracaso, el trabajo realizado en los laboratorios no ha sido en vano. Un ejemplo de lo producido es la red inalámbrica de haces de luz en Kenia, que Alphabet comenzó a desplegar en 2020.
Esta tecnología fue originalmente desarrollada para mantener el contacto entre las unidades de la red Loon, pero a los ingenieros se les ocurrió después que podía ser utilizada en la superficie para crear redes que llegaran a zonas remotas.