No es un secreto que Donald Trump, ex presidente de los Estados Unidos, tiene cierto apego por la redes sociales, en particular Twitter. Sin embargo, para Twitter su incontenible suministro de teorías conspirativas, falsedades y declaraciones ofensivas era una gran problema.
Cuando Trump perdió las elecciones y prácticamente incitó a un golpe de estado la plataforma decidió que era suficiente y suspendió su cuenta.
Pero Trump parece echar de menos el mecanismo de comunicación. Según su asesor, Jason Miller, el ex presidente podría lanzar su propia red social dentro de unos dos o tres meses.
Todavía no existen detalles sobre su diseño, pero se ha prometido que cambiará el juego y atraerá a millones de personas.
Clientes tóxicos Desde algunos sectores del conservadurismo estadounidense existe la idea de que las redes sociales censuran las voces conservadoras.
Como respuesta han surgido varios servicios dedicados a asegurar un espacio más tolerante para ciertas formas de expresión política. Aún así opciones como Parler han tenido problemas cuando las empresas de soporte han cuestionado la falta de moderación y la distribución de contenido que violaba sus normas de uso.
La incitación a la violencia, las expresiones discriminatorias y las teorías conspirativas son algunos de los problemas que las compañías prefieren evitar.
No está claro quien se haría cargo del soporte de la futura red social de Trump. Por otro lado Trump tiene un largo historial de lanzamiento de productos y servicios con su nombre que luego no llegan a ningún lado.
Entre ellos bebidas, cortes de carne, revistas, seguros, líneas aéreas y hasta una universidad.