Los científicos a menudo realizan su trabajo sin mayores preocupaciones, pero cada tanto se encuentran con alguna tecnología o posible desarrollo cuyas consecuencias éticas y prácticas los alarman.
Una carta firmada por unos 40 investigadores ha señalado la necesidad de establecer límites a un concepto que muchas grandes corporaciones podrían considerar como un elemento válido para hacer negocios, la inclusión de publicidad en los sueños (TDI).
La técnica La técnica conocida como Targeted Dream Incubation suele practicarse en laboratorios, su uso como medio publicitario de forma masiva es poco probable, pero no imposible.
Existen 9 fases de entrada al sueño, las técnicas TDI intentan actuar en una etapa intermedia cuando el cerebro ha comenzado su descenso peros los sentidos siguen funcionando y las personas pueden escuchar.
En ese momento se utiliza un mensaje auditivo para sugerir que la persona piense en cierto tema. En cierto modo el sueño inducido es similar al sueño lúcido, solo es posible si la persona no está profundamente dormida.
El objetivo actual de algunas investigaciones es lograr un efecto similar con un nivel menor de tecnología.
Juegos y Cerveza Un ejemplo conocido de aplicación es el programa de Xbox para incitar en los jugadores profesionales sueños relacionados con sus juegos favoritos. Más que una función práctica la idea tiene, en este caso, un valor publicitario.
Pero el ejemplo que más ha alarmado a los investigadores es el de Molson Coors. Esta empresa ha realizado un experimento con TDI para sus marcas de cerveza Miller, Coors y Blue Moon. En él un grupo de voluntarios se expuso a un video inductor de sueños antes de ir a dormir.
Los investigadores señalan que el sueño es un momento clave para la mente, en el se termina de definir la interpretación de lo que hemos vivido durante el día. Esto implica que el TDI puede tener un importante uso terapéutico, pero su manipulación es riesgosa y podría resultar en la creación de comportamientos adictivos.