Un reciente estudio revela que elemento impulsa a las personas a atribuirles pensamiento y emociones a los robots.
Puede sonar desalentador, pero todo está en nuestra mente. Un estudio publicado en la American Psycologial Association apunta que cuando los robots se involucran con las personas y muestran expresiones similares a las emociones humanas, las personas pueden pensar que son capaces de pensar o actuar de acuerdo a sus propias convicciones y deseos. En vez de simplemente responder a un programa.
El trabajo indaga en la relación entre las formas antropomórficas, el comportamiento que emula al ser humano y la atribución de pensamiento independiente a los robots. Según Agnieszka Wykowska, una de las autoras del estudio, la importancia de entender esta dinámica es cada vez más importante a medida que las IA van ocupando más espacio en nuestras vidas.
El estudio
Para el estudio se realizaron varios experimentos con unos 119 participantes, que interactuarían con un robot. Antes y después de estos encuentros se les pidió calificar las actitudes de unos robots en varias imágenes, eligiendo entre las opciones motivación mecánica y motivación intencional.
Tres experimentos fueron realizados. En los primeros dos los investigadores controlaron las acciones del robot para que se mostrara afable y mantuviera contacto visual. Luego los participantes vieron un video con el robot, que fue programado para realiza expresiones faciales de tristeza, asombro y alegría. Durante el tercer experimentos los investigadores progamaron al robot para que simplemente actuara como una máquina al ver los videos. Las demostraciones de emociones fueron reemplazadas con un “bip” y movimientos repetitivos.
Los investigadores descubrieron que las personas que vieron los videos con el robot más humanizado eran más proclives a calificar las interacciones de los robots como intencionales antes que programadas.
Conclusiones Esto indica que la forma en sí no es suficiente para que las personas le atribuyan a los robots capacidad de pensar y emocionarse. La clave está en el comportamiento.
El siguiente paso es examinar en que casos puede ser beneficioso establecer vínculos sociales con un robot.