Los ingenieros de la compañía solo saben para que sirve el 20% de los datos recabados. La empresa tiene un retraso de una década en términos de seguridad.
Peiter “Mudge” Zatko fue en su momento el jefe de seguridad de Twitter. Hace menos de un mes acusó a la compañía de implementar una política en la cual, con el fin de obtener condiciones comerciales propicias, cedía ante las demandas de gobiernos con rasgos totalitarios. En particular advirtió sobre los vínculos con Rusia, China e India.
Zatko, cabe señalar, trabajó en la empresa desde 2020 hasta 2022, año en que fue despedido. Así pues, es posible pensar que guarda cierta animosidad a la empresa. O que simplemente está indignado por sus malas prácticas. Pero Zatko señala que todavía cree en la misión de Twitter.
Peiter se presentó recientemente a testificar ante el congreso de los Estados Unidos. Y de su testimonio surgen varias revelaciones.
Datos sin explicación
La empresa no es verdaderamente consciente de todos los datos que adquiere. Los ingenieros de Twitter realizaron un relevamiento por iniciativa propia y descubrieron que solo sabían la razón para el 20% de la información.
Este desconocimiento en parte explica la incapacidad de la empresa para proteger los datos.
Problemas de seguridad
Según Zatko Twitter tiene, en términos de estándares de seguridad, un retraso de al menos una década.
La empresa carece de las herramientas adecuadas para detectar los accesos inapropiados. Tampoco tiene la capacidad para responder ante los casos de infiltración por parte de agentes de agencias de inteligencia.
Los ejecutivos de la compañía tampoco parecen tener la voluntad de actuar como es debido. Zatko afirmó que en una ocasión, luego de advertir sobre la presencia de un agente, le respondieron señalando que dado que ya tenían uno, cuál podía ser el problema en tener uno más.
Un sector ampliamente criticado
Las empresas tecnológicas ha menudo han recibido críticas tanto de parte de los demócratas como de los republicanos. Aunque los partidos suelen enfocarse en distintos aspectos y sacar conclusiones políticas diferentes. Un punto en común parece ser la necesidad de reducir el poder de estas empresas, si es necesario dividiéndolas o introduciendo nuevas normas para su actividad.