El auge del terrorismo doméstico en Estados Unidos, cuyo punto culminante fue el asalto al Capitolio el pasado 6 de enero, muestra el avance de un flagelo que tiene antecedentes como el "Unabomber" o el atentado de la ciudad de Oklahoma, beneficiados por la venta libre de armamentos en el país.
Durante el Gobierno de Donald Trump, varios grupos supremacistas blancos apoyaron al exmandatario republicano, entre ellos los Proud Boys (muchachos orgullosos), Oath Keepers (guardianes del juramento) o Boogaloo Boys.
Esta semana, el director de la Agencia Federal de Investigaciones (FBI), Christopher Wray, dijo en el Congreso que en septiembre el número de arrestos por casos de terrorismo doméstico subió a cerca de 1.000, pero al terminar el 2020 hubo 1.400 y se volvieron a incrementar después del ataque del 6 de enero.
Las autoridades estadounidenses creen que detrás del asalto al Capitolio hay un movimiento con raíces históricas que no está dispuesto a desaparecer durante el actual Gobierno del presidente demócrata, Joe Biden.
Para Patricio Navia, profesor asistente de la Universidad de Nueva York, "con lo fácil que resulta acceder a armamentos en Estados Unidos, cualquier grupo terrorista doméstico puede armarse con facilidad".