La batalla por ganar el ciberespacio, convertida en una cuestión nacional por la creación de nuevas tecnologías, muestra otra cara compleja de China y de Estados Unidos, las dos superpotencias que atraviesan uno de los peores momentos diplomáticos de las últimas décadas.
Por ese motivo, la visita que emprenderá el domingo la subsecretaria de Estado norteamericana, Wendy Sherman, a la ciudad de Tianjin, en el noroeste de China, buscará limar de algún modo esas diferencias, a las que se agregarán, entre otros temas, la situación en la excolonia británica Hong Kong.
Esta semana, Estados Unidos, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y la Unión Europea (UE) condenaron los supuestos ataques informáticos realizados por Beijing contra terceros países, incluido el hackeo de los servidores de Microsoft en marzo pasado.
Sin embargo, el Gobierno chino rechazó su responsabilidad en el ciberataque contra esa empresa estadounidense, realizada por cuatro piratas informáticos, y señaló que las acusaciones estaban "fabricadas por Washington y sus aliados".