La hija del matrimonio que fue torturado y asesinado a balazos hace dos años en el barrio de Parque Avellaneda para robarle entre 70.000 y 80.000 dólares, por el cual está siendo juzgada una mujer policía, aseguró que no "odia" a la acusada pero pidió "que quede presa" y se lamentó por no poder festejar el Día del Padre el próximo domingo con su papá, al igual que ocurrió en 2019, cuando se quedó "con el regalo sin poder dárselo".
Además, en una entrevista con Telefé, María Florencia Chirico aseguró que durante el juicio que se desarrolla de manera virtual por el coronavirus, intenta no mirar a la policía acusada, Sonia Rebeca Soloaga (36), de quien dijo que tiene la "frialdad" de una "psicópata".
"Casi no la miro, se que no hace ningún gesto, todos me dicen 'qué frialdad que tiene' porque no hace ningún gesto de nada, parece como una psicópata", dijo la mujer al programa "Cortá por Lozano" en relación a Soloaga, presunta autora del doble crimen de Alberto Antonio Chirico (71) y su esposa María Delia Speranza (63).
El pedido del fiscal
El fiscal Oscar Ciruzzi pidió el miércoles ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 7 que la imputada sea condenada a prisión perpetua por los delitos de “robo agravado por haber sido cometido con arma de fuego en concurso real con un homicidio triplemente agravado por criminis causa, por la alevosía y por haber sido cometido con un arma de fuego, en concurso con falsa denuncia”.
El dolor de la hija
"A veces pienso que mi mamá no se dio cuenta de todo lo que pasó y mi viejo siento que se debe haber sentido muy responsable de lo que había pasado y eso es algo que me duele mucho pensar", expresó Florencia.
La mujer aseguró que siempre le dice a todo el mundo que "lo justo" sería que sus "viejos estuvieran acá en el domingo del Día del Padre" y recordó que "de hecho todo esto pasó el martes previo al Día del Padre", por lo que se quedó con su "regalo" sin poder dárselo.
"Es tan fuerte el dolor y esa sensación de por qué uno no puede volver a todo lo que era antes y de lo felices que éramos", afirmó con lágrimas en los ojos.
Además, la hija del matrimonio aseguró que no odia a Soloaga pero que la quiere "presa" por lo que hizo.
"No tengo espacio para odiarla porque no soy una persona de odio, quiero que quede presa como corresponde porque le tocó a mis viejos pero lo podría haber tocado a cualquier vecino", indicó.
El otro imputado
En su alegato, Ciruzzi también solicitó que sea condenado el segundo acusado, el también policía porteño y por entonces novio de Soloaga, Diego Alberto Pachilla (37).
A este imputado, el fiscal pidió ante los jueces Alejandro Noceti Achaval, Gabriel Vega y Gustavo Rofrano, una pena de 3 años de cárcel pero por el delito de “encubrimiento doblemente agravado”.
Si bien mencionó la posibilidad de que en este caso Soloaga pudo haber tenido ayuda de una segunda persona en la ejecución de los crímenes, Ciruzzi reconoció que no tenía pruebas para acusar de eso Pachilla pero sí para considerar que fue la persona que ayudó a hacer desaparecer la presunta arma homicida, la pistola 9 milímetros que la acusada primero denunció como que le habían robado en un asalto y luego como perdida en un baño.
El hecho
El representante del Ministerio Público Fiscal sostuvo el requerimiento de elevación a juicio de la fiscal de instrucción Estela Andrades y en ese sentido dio por probado que Soloaga, quien en aquel momento trabajaba en la comisaría 9C de la Policía de la Ciudad, cometió el crimen entre las 12 y las 14.30 del 11 de junio de 2019, en la casa del matrimonio, ubicada de la calle Eugenio Garzón 3581, zona donde ella cubría servicio de parada.
“Al lugar ingresó la nombrada cuando le habilitaron el acceso. Primero ejerció violencia sobre ambas personas y con unos golpes consigue que le señalen dónde tenía guardada una suma importante de dinero, entre 70 y 80 mil dólares y entre 50 y 60 mil pesos”, señaló.
El fiscal sostuvo que luego de conseguir el dinero, Soloaga ejecutó a cada uno de los miembros del matrimonio de “un disparo en la cabeza” y que para ello utilizó “un almohadón bordó” con el objetivo de “disminuir y amortiguar el ruido”, y también “para no verle la cara a las víctimas”.
Como posible móvil del crimen, Ciruzzi sostuvo el robo del dinero y mencionó además la deuda que Soloaga tenía con la empresa “Fun Time” para poder pagar un viaje a Disney que le quería regalar a su hija por su cumpleaños de 15.