Las redes sociales suelen tener grandes problemas para establecer reglas claras sobre el buen uso de sus plataformas.
Lo que está escrito no siempre se lleva a la práctica y a menudo el criterio con el que se juzga cuando una publicación sobrepasa lo permitido varía de un caso a otro.
Lo más probable es que si eres un usuario común y corriente cualquier falta lleve a una sanción. Incluso podrías ser castigado por un error. Pero si eres alguien conocido, sobre todo un líder político, cuentas con un margen mayor de tolerancia, mucho mayor.
Las razones para esta situación son discutibles, pero puede señalarse que por un lado está la idea de que lo que dicen las figuras públicas es de interés para la sociedad. Por otro lado las empresas quieren evitar que se las acuse de censurar a un grupo político, religioso o social.
Cuanto es demasiado La experiencia con Donald Trump, publicando desde teorías conspirativas hasta comentarios discriminatorios ha puesto en problemas a varias empresas, entre ellas Twitter.
Durante meses Twitter pego aclaraciones a sus tuits con la esperanza de contrarrestar la desinformación difundida. Sin embargo los mensaje que incitaban a la violencia y terminaron en el ataque al congreso estadounidense el 6 de Enero obligaron a la compañía a tomar medidas drásticas y suspender la cuenta del entonces presidente.