Lo que sucede en los Estados Unidos suele tener repercusiones en otros países, mucho más cuando se trata de Internet.
En 2017 la Comisión Federal de Comunicaciones impulsó, y finalmente consiguió, el fin de la neutralidad de la información en Internet.
El principio de neutralidad supone que las empresas distribuidoras del servicio no pueden discriminar la velocidad de conexión según el contenido.
Durante el proceso de discusión para una posible reforma se realizó una fase durante la cual cualquier interesado podía enviar sus comentarios y argumentar a favor o en contra de la neutralidad de Internet.
Un buen tiempo ha pasado desde entonces y ahora sabemos que ocurrió en ese momento.
Según un reciente reporte de la Oficina del Fiscal General del estado de Nueva York el 80% de los mensajes enviados resultaron ser falsos. Unos 18 millones de un total de 22 millones.
Falsos a favor El 40% de los comentarios eran parte de una campaña secreta impulsada por varias empresas distribuidoras de conexiones de banda ancha. Estos mensajes apoyaban el retiro del estado de neutralidad para la información que circula por Internet.
En algunos casos empresas contratadas prometieron regalos a los consumidores si se unían a sus campañas, luego utilizaban sus nombres para crear mensajes de apoyo sin un permiso previo.
Dicha acción estuvo apoyada por medio millón de cartas al congreso, también falsas, destinadas a crear la idea de que existía una oposición firme a la neutralidad y respaldar la iniciativa de las entonces autoridades de la FCC.
Cabe aclarar que el Fiscal General no encontró pruebas de que las empresas distribuidoras tuvieran conocimiento de los medios empleados por las empresas contratadas.
Falsos en contra Pero la trampa existió también desde el otro lado de la discusión. Un joven de 19 años logró generar más de 7,7 millones de mensajes pro neutralidad. Para tal fin se utilzó un software dedicado y una serie de direcciones de correo descartables.
Otro grupo consiguió fabricar 1,6 millones de comentarios, aunque en este caso no se pudo identificar la fuente de los mismos.
En ambos casos se utilizaron identidades ficticias.