Si las de este domingo hubiesen sido elecciones ejecutivas, Javier Milei hubiese sido reelecto en primera vuelta. O casi. Más del 40% de los votos y arañando los 10 puntos de diferencia, lo que marca la ley para consagrarse sin llegar al balotaje. Una victoria contundente que rompió con todos los pronósticos, y que le da a La Libertad Avanza un respaldo político para encarar con fortaleza renovada su segundo tramo de gestión.
Una participación a la baja, del 68,7%, acercó a las urnas a los votantes duros de las dos fuerzas que polarizaban los comicios. La Libertad Avanza y el peronismo, nucleado mayormente como Fuerza Patria, protagonizaron, como se suponía, una elección donde los violetas sumaron escaños en ambas cámaras y deja al peronismo herido, tras las expectativas altas que se habían generado tras la elección bonaerense de septiembre. Ocurrió, en rigor, un fenómeno parecido al de 2023, cuando LLA no hizo pie en las provinciales pero ganó en la nacional.
La sociedad mostró tolerancia al ajuste de los primeros dos años del gobierno de Javier Milei, quien ahora entra en una etapa que requerirá más diálogo y acuerdos para avanzar en una fase reformista. Urge ahora que LLA consiga tener Presupuesto por primera vez y normalizar esa falla institucional, y luego tender los puentes con los aliados y opositores cercanos para discutir la reforma tributaria y laboral. El músculo obtenido en estos comicios le da la oportunidad de acelerar los cambios económicos que Milei propuso desde su llegada a la Casa Rosada. Un Congreso en contra y dificultades a la hora de negociar le impidieron hasta acá aprobar proyectos propios desde la ley Bases en adelante.
El buen resultado de LLA se cimienta, en buena parte, en haber revertido el score en la provincia de Buenos Aires, donde Fuerza Patria no logró sostener los 14 puntos de distancia de la local del 7 de septiembre. Menos militancia de los intendentes justicialistas y el “factor miedo” llevaron a que, con Diego Santilli al frente, pero con José Luis Espert como cara impresa en la Boleta Única Papel (BUP), LLA remontara una contienda que parecía perdida. Un recorte que Cristina Kirchner le facturará a Axel Kicillof, por haber priorizado la contienda provincial con su estrategia de desdoblamiento. Los pases de factura ya empezaron, incluso antes de que se publicaran los resultados oficiales.
También fue central para el triunfo libertario los acuerdos alcanzados con cuatro mandatarios, que le dieron la posibilidad de ganar con holgura en esos enclaves. Principalmente en Mendoza, CABA y Entre Ríos, donde las sociedades con Alfredo Cornejo, Jorge Macri y Rogelio Frigerio le valieron votos prestados que engrosaron la sumatoria nacional. Lo mismo ocurrió en Chaco, aunque la victoria del joint venture entre LLA y el radical Leandro Zdero fue por margen ajustado contra el peronismo de Jorge Capitanich, quien ingresará al Senado.
Vale destacar que los gobernadores peronistas blindaron sus distritos, con victorias no solo en Buenos Aires, sino también en Tucumán, La Rioja, La Pampa, Formosa, Catamarca y Santiago del Estero, si bien en esta última Gerardo Zamora apostó por su Frente Cívico, mientras que Fuerza Patria ofició de colectora. Otra lectura inmediata es el revés de Provincias Unidas, que no cosechó la fortaleza de sus gobernadores, con golpes dolorosos principalmente en Santa Fe y Córdoba, que se pintaron de violeta. Solo ganó en Corrientes, donde Gustavo Valdés revalidó la hegemonía radical.
Milei plebiscitó no solo su gestión, sino que también validó en las urnas el acercamiento a los Estados Unidos. El respaldo de Donald Trump con un fenomenal auxilio financiero instrumentado por el secretario del Tesoro, Scott Bessent. Enfrío al mercado en la previa y fue valorado en la votación. Ahora, resta esperar que el salvataje se haga carne, más allá de la intervención inédita en el mercado cambiario en la previa de las elecciones. “No seremos generosos si Milei no gana las elecciones”, sostuvo Trump. Ahora, será esperado con ansias.